Cuando tu chamba es un “un happy place to work y un happy place to stay", como lo define ella, puedes casi vivir trabajando y no lo padeces nadita. Al revés.
Su horario nunca acaba: desde las 6 am hasta las 10 de la noche, cuando acaban las clases, se encarga de todo lo que ven, tocan y sienten los usuarios de sus servicios. Estamos hablando de unos 60 mil clientes.
Entró como studio manager y poco a poco se volvió indispensable. Nueve años después gestiona las operaciones de 50 estudios en 5 países.
Es atenta al detalle y dedicada, y tiene probado el efecto positivo que genera la buena energía de una buena comunidad. Lo bueno que uno saca cuando se deja “dar un empujoncito”.
Ella, que quería servir banquetes, terminó sirviendo a personas que buscan estar y sentirse bien.
A sus 32 años, se hace acompañar en la vida por un esposo surfista, amante de la naturaleza, y por un perro llamado Tuna que baila reguetón.
Cuando tu chamba es un “un happy place to work y un happy place to stay" como lo define ella, puedes casi vivir trabajando y no lo padeces nadita. Al revés.